Sergio Mejía Cano
Miércoles, 16 de Marzo del 2022. 12:42:41 pm
Letra más grande
Cuando se anunció recientemente la desaparición del programa de Escuelas de Tiempo Completo, de inmediato surgieron voces de protesta en contra de esta decisión de la actual administración Federal; algo similar o parecido a cuando se anunció la desaparición del Seguro Popular que, aún varios panistas y priistas insisten en que se vuelva a restablecer, a pesar de que ya está demostrado y bien documentado, de que, en realidad no cubría las expectativas generadas.
Se entiende que haya padres de familia que protesten debido a que debido a los tiempos críticos en cuanto a la situación financiera se refiere, tanto mamá como papá tienen que trabajar para poder reforzar el sustento familiar, por lo que se podría afirmar que, para estas mamás y papás, las escuelas les sirven también como guarderías, al saber que sus hijos están dentro de un plantel educativo. Sin embargo, con las restricciones que se tuvieron que dar debido a la pandemia, en que se tuvieron que cancelar las clases presenciales, se acomodaron o desacomodaron más bien, varias costumbres familiares, sobre todo por el hecho de que no podían acudir los alumnos a las escuelas, y ahora, en que ya se vuelve a las clases presenciales, tal vez muchos padres de familia volvieron a sopesar la posibilidad de tener nuevamente guardería y escuela a la vez.
Lo extraño de todo esto, es por qué les molesta la decisión de cancelar este programa a políticos y gente que nada tiene que ver con el sistema educativo o que están ahí por rebote o por compadrazgo, palancas o amistad y, que a la mejor a sus hijos los tienen en colegios de paga con horario normal y no de tantas horas en que, por el reloj biológico de los infantes de ambos sexos, es muy pesado.
Desde luego que cada quien habla de acuerdo a como le va en la feria, pues para quienes de niños cursamos la primaria, conocimos únicamente dos turnos: matutino y vespertino y nada más. El matutino de 08:00 a 13:00, y el vespertino de 14:00 a 18:00 horas. Y posiblemente haya quien recuerde lo tedioso y eterno que se hacía el tiempo ya a una hora antes de salir, y que parecía que el reloj no avanzaba, como si se quedar estático. Y para empeorar las cosas, al momento en que la profesora o profesor dictaba la tarea, pues significaba como una extensión de seguir en clases a pesar de estar ya en la casa.
Así que, con las escuelas denominadas de tiempo completo, un adulto quizás ya olvidó el sacrificio que significa para muchos alumnos el estar tanto tiempo en la escuela; aunque fuera en el horario normal de cinco o cinco horas y media. Por lo que posiblemente por eso, con la mano en la cintura dictaminaron que los alumnos estuvieran más de seis horas en un plantel escolar o, en su caso, con turnos fraccionados, es decir, ir a comer a casa y tener que volver a clases en la tarde nuevamente; y si bien en dicho programa se establecía que en algunas escuelas les darían alimentos, entonces habría que ver qué clase de alimentos, pues es bueno recordar que, como estamos en México, en donde casi todo es posible, a los encargados de surtir dichos alimentos escolares, se les podría prender el foco y ver cómo sería posible obtener algún tipo de ganancia, adquiriendo lo más comercial y barato, porque al fin y al cabo, tal vez sus propios hijos -de los encargados de la compra y distribución- no probarían esos supuestos alimentos escolares.
Sin embargo, podría haber otro pequeño detalle: por más tiempo que permanezcan los escolares en una escuela, ¿van a aprender más? Porque es bueno recordar también que, el sistema educativo en nuestro país ha bajado considerablemente en cuanto a calidad de la enseñanza y, precisamente debido al tiempo de más en un salón de clases, la mente se podría llegar a bloquear de tal manera que, se podría perder la falta de atención a cualquiera explicación que estuviesen dando los docentes, por la posibilidad de que, el cerebro del escolar, ya esté divagando al grado de no llegar a entender nada de nada de lo que está exponiendo la profesora o profesor.
Y a propósito de los docentes: tal vez a muchos de ellos les perjudicó lo del tiempo completo, si tenían otras ocupaciones.
No por nada se determinó que se podría prohibir que se les dejen tareas a los alumnos, precisamente por ser una extensión de seguir en el aula, llegando a ser esta práctica, más como un castigo que un beneficio para los escolares; obvio que es en su beneficio; pero volviendo al reloj biológico de los infantes, para ellos es una eternidad.
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