Sergio Mejía Cano
Digna de encomio es la iniciativa para sancionar la violencia política en contra de las mujeres en razón de género. Ahora se podrá denunciar algún caso que se considere como violencia política, tanto en el Instituto Estatal Electoral de Nayarit (IEEN, como ante las instancias correspondientes. Esta iniciativa está dirigida a toda la ciudadanía, así como a los mismos entes políticos de ambos sexos.
Todo está bien; sin embargo, al parecer se obvió una cosa muy importante: que todo funcionario y servidor público, siempre debe estar bajo el escrutinio público, por lo que aquí podría presentarse algún tipo de ambigüedad, en la interpretación de si, algún ciudadano le reclama a cualquier servidor público, mujer o varón, algo que considere que va en contra de sus derechos ciudadanos, y que por esto el reclamo conlleve palabras consideradas fuertes o altisonantes; igual algún diputado o diputada que, en tribuna, le haga ver a una o un representante del Poder Ejecutivo en sus tres niveles, ya sea federal, estatal o municipal que, tanto sus iniciativas como dictados y ocurrencias, podrían perjudicar más al pueblo que beneficiarlo y, que por esto el reclamo se pase de tueste y se llegue a señalamientos casi violentos; y esto podría suceder, debido a que se supone que una diputada o diputado o algún presidente municipal y hasta al mismo gobernador, como tienen que ver por el bienestar ciudadano de sus representados y gobernados, respectivamente y, si los ciudadanos inconformes no pueden llegar ante quien consideran que los está afectando con sus medidas tomadas, entonces recurren a su representante popular y este, cumpliendo su deber como representante popular, le tendría que reclamar al funcionario o servidor público, del sexo que sea, que no está bien lo que se le ha ocurrido.
El dichoso fuero político se ha desvirtuado de tal manera hoy en día que, la mayoría, si no es que todos los servidores públicos, se consideran prácticamente intocables, y que la ciudadanía lo les puede decir nada y menos señalamientos serios que, en determinado caso hasta se podrían tomar como faltas y daños a la moral de la funcionaria o funcionario público; pero he aquí el meollo del asunto: si por lo regular los políticos y demás servidores públicos, en el cargo que ocupen, es poco probable que pidan la opinión de la población para saber si es viable lo que se proponen hacer, igual cuando los legisladores tienen que votar alguna reforma o iniciativa de ley, ¿cuándo le han preguntado a sus representados cómo quieren que sea su voto? Hasta el día de hoy, no se sabe de que, algún diputado o diputada salgan a sus distritos correspondientes para preguntar a quienes se supone que representan y que, por lo mismo de este cargo, se convierten en la voz de los ciudadanos, les pregunte que está por reformarse determinada ley y si quieren que vote a favor o en contra; jamás se ha visto algo así. Entonces, todo ciudadano o ciudadana está en todo su derecho de reclamarle a su representante por qué votó por una iniciativa o reforma que perjudica a sus representados y, si nadie le hace caso a estos ciudadanos de ambos sexos, pues entonces hacer uso de cualquiera publicación y hasta en las redes sociales, para balconear al servidor o servidora pública con la añadidura de epítetos de todo tipo que, en determinado caso, el servidor público se sienta ofendido u ofendida y que por esto, denuncie esta acto ciudadano como violencia política y, si es mujer, anteponga que por razón de género.
A eso y más están expuestos todos los servidores públicos de ambos sexos: al escrutinio público y este, se podría dar de muchas maneras, pues es bueno recordar que cada cabeza es un mundo y, si algunas palabras o señalamientos para unas personas son de lo más normal, para otras son altamente ofensivas. De ahí que esta iniciativa de violencia política por razón de género, podría tener varios y ciertos bemoles, por lo que en lo sucesivo y de acuerdo a esta iniciativa, se entiende que, podría tener varias controversias e interpretaciones. Porque al señalar a algún servidor público, del sexo que sea, de que está haciendo mal las cosas o de que no son así y, nada más por el hecho de ser mujer y que por esto se considere como violencia política por razón de género, pues entonces ya vendrán las controversias al respecto.
Esto es por las mujeres del servicio público; pero ¿y cuando los varones sean supuestamente ofendidos en razón de sus acciones, como ahí qué? ¿Ahí no hay lío?
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