José Manuel López García
El tiempo es lo más valioso en la vida. Los niños y los jóvenes no son plenamente conscientes de ello, porque creen que disponen de un tiempo ilimitado, pero no es cierto. La duración es más lenta en la primera etapa de la existencia. Después el tiempo avanza más velozmente.
La experiencia es uno de los efectos o de las consecuencias del transcurso de las cosas y de las nuevas situaciones, en la realidad vital de las personas. Probablemente, lo más decisivo son la experiencias vitales que experimentamos, las grandes experiencias. Es lo que recordamos y lo que disfrutamos con más intensidad.
En las próximas décadas, la longevidad de las personas o la esperanza de vida aumentarán significativamente y esto es algo extraordinariamente positivo para todos. El enlentecimiento del proceso de envejecer hará posible y factible que numerosas personas puedan vivir con mayor calidad de vida hasta ser centenarios o incluso llegar a los 110 o 120 años, en unos decenios. Se están investigando en diversos laboratorios varios medicamentos nuevos muy avanzados, que prolongarán la vida de un modo notable.
La Inteligencia Artificial y los enormes avances de la genética y de la medicina permiten vislumbrar una especie humana, cada vez más poderosa y con capacidades nunca vistas de hacer frente a determinadas enfermedades. Es cierto que resta mucho trayecto por recorrer, porque el cáncer, por ejemplo, sigue acabando todavía con muchas personas sin remedio.
En cualquier caso, parece que hacer muchas cosas en la vida nos compensa de la fugacidad de todo. Es el legado que cada sujeto deja a la posteridad. Frente a una existencia superficial y únicamente basada en el disfrute y la apariencia, que es lo predominante en la sociedad actual, existen otros valores que son profundos y son la expresión de una realidad existencial más intensa y mejor.
La dispersión y la fragmentación del tiempo no hace que la gente sea feliz, sino todo lo contrario. Por otra parte, la explicación de lo que es sentirse feliz es algo muy subjetivo y no es extensible a todos los individuos.
El valor del esfuerzo, de la aventura, de la perseverancia, de la tenacidad sigue siendo la clave de bóveda de una existencia, que realmente es valiosa y tiene sentido.
El relativismo y el escepticismo radicales acaban con el deseo de avanzar y mejorar y lograr nuevas metas y objetivos y sin esto la existencia humana va a la deriva y solo consiste en vegetar. Si se infravaloran los pensamientos y los conocimientos muy poco se puede esperar del presente y del futuro, ya que iremos a peor, si es que es realmente posible.
El paso del tiempo no acaba con todo, ya que sobreviven más cosas de las que creemos. La tarea de los seres humanos es precisamente ponerse manos a la obra y hacer y crear en beneficio de todos. De la pasividad y de la inactividad no han surgido obras notables o grandes. En cambio, de la actividad o de la acción han aparecido creaciones culturales o artísticas que pueden ser apreciadas por todos.
La conclusión es que es deseable que más personas sean activas creando, inventando y produciendo, porque la inactividad y el conformismo no parecen buenos procedimientos, para que cada persona desarrolle todo su potencial en este mundo. La libertad ya la tenemos y es, sin duda, una herramienta muy poderosa, si se sabe usar acertadamente.
Venimos a este planeta a sacar lo mejor de nosotros mismos, pero muchos prefieren no hacerlo, y se conforman con una vida anodina. Están en su derecho, pero han elegido mal.
Es más inteligente apostar por una vida más intensa, dinámica, comprometida y atrevida, ya que no hay nada que perder y sí mucho que ganar. La fortuna ayuda a los audaces. Esto lo sabía Julio César y también otros líderes de masas, inventores, artistas, etcétera. No se debe tener miedo a la vida, ya que supone la paralización de la existencia humana.
La fuerza y la energía impulsan los proyectos vitales y son necesarias en todas las facetas de la vida. Si queremos un país que prospere de una forma rápida se necesita unidad de acción y una ciudadanía que asuma todas las responsabilidades, como una oportunidad para el crecimiento personal, en todos los sentidos imaginables y pensables. Esto incluye, como es lógico, también a toda la clase política española.
La digitalización de la actividad económica de nuestro país es uno de los principales retos que están ante nosotros, sin ninguna duda, pero existen muchos más, en relación con el mantenimiento del Estado del Bienestar, que no debe ser volatilizado por los intereses del capitalismo salvaje.
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