Sergio Mejía Cano
En la mayoría de los medios informativos tanto locales como nacionales, y posiblemente hasta internacionales, apareció la nota referente a la orden de detención girada en contra del señor Raúl Beyruti Sánchez, presidente del Grupo GIN, y más conocido como ?el rey del outsourcing?, por supuestos delitos del orden financiero en varios de sus aspectos como lavado de dinero, facturaciones falsas, etcétera.
Si tenemos en cuenta cómo ha crecido en las últimas décadas el outsourcing, también conocido como subcontratación, la pregunta es ¿por qué se dejó crecer tanto este sistema que, cada día se ha demostrado que en sí, ha perjudicado a buena parte de la clase trabajadora? Pues se ha documentado que algunas de estas empresas de subcontratación no contemplan las prestaciones de ley como seguridad social, Infonavit, aguinaldos, vacaciones y mucho menos antigüedad en el servicio para los trabajadores en las empresas a las que representan; y además, muchos de los empleados y trabajadores bajo este esquema del outsourcing, cuando son despedidos sin justificación no se les paga lo correspondiente; no reciben ninguna clase de liquidación quedando completamente desamparados, porque cuando van a reclamar a la empresa que los subcontrató, esta ya cambió de razón social o simplemente ya desapareció, sin que haya a quien reclamarle dicho despido.
Y ahora que se ha puesto la mira en estas empresas de subcontratación, muchos empresarios que se han beneficiado con este sistema, han puesto el grito en el cielo aduciendo que si llegan a desaparecer crecerá aún más el desempleo en el país.
Desde luego que cada quien habla de la feria como le va en ella; y se entiende que por lo regular varios empresarios no se podrían considerar como ?hermanitas de la caridad?, por lo que si defienden la subcontratación, es debido a que se benefician de ello, al quitarse la carga de contratar personal sin necesidad de tener que llevar nómina ni contemplar las prestaciones de ley, dejando todo a cargo del outsourcing, y allá ellos.
Hoy en día a las nuevas generaciones se les hace normal que haya esta clase de empresas de subcontratación; sin embargo, hasta principio de los años 70 del siglo pasado, no existía este esquema en nuestro país, por lo que la mayoría de las empresas y negocios contaban con empleados encargados de la intendencia y vigilancia y algunas hasta de personal propio en el sistema de comedores.
Las compañías de Seguridad Privada no existían tampoco. Porque por ejemplo, en lo que fue el Ferrocarril del Pacífico, esta empresa ferroviaria contaba con su mismo departamento de vigilancia y de servicios especiales, sin que hubiera necesidad de contratar por fuera personal que vigilara las instalaciones ferroviarias o que cuidara de los intereses de la empresa. Y hoy en día ya nada de esos departamentos existen en las empresas ferroviarias del país, hoy concesionadas a la Iniciativa Privada.
Allá a principio de los años 80, al estar en la clínica número 1 del IMSS, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, andaban limpiando los ventanales de la clínica personas de una empresa de limpieza recién creada en dicha ciudad, de nombre ?Lava-Tap?, porque según comentó un trabajador de intendencia del IMSS, era muy riesgoso para el personal del instituto de Salud, limpiar los ventanales y de acuerdo con el sindicato se determinó contratar personal de fuera para que hicieran dichos trabajos.
Y a propósito del IMSS, a principio de la década del 2000, se generó una protesta entre el personal de intendencia del IMSS, porque se pretendía desaparecer al personal de intendencia y limpieza en general, lo que no gustó a los empleados del instituto de Salud porque corrían el riesgo de perder sus trabajos.
Me comentó un empleado de otra área del IMSS que por ejemplo, en la ciudad de Puebla, se conformó una comisión de la directiva del IMSS para demostrarle al sindicato el porqué era mejor contratar una compañía de limpieza, ya que el aseo de las clínicas y hospitales dejaba mucho qué desear; y viendo la condición en que estaban baños y demás instalaciones, se entendió que era necesario contratar quien limpiara todo eso, porque los trabajadores aducían que a ellos les tocaba hacer determinadas áreas y así quedara sucio una parte de donde habían limpiado, no lo hacían porque esa parte le tocaba a otro turno o a otro empleado, etcétera.
Cuando la UMF número 5 del IMSS estaba por la calle Veracruz, en el centro de Tepic, Nayarit, parecía un castillo del horror.
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