Por Sergio Mejía Cano
Si bien se dice que no es ético escribir sobre asuntos personales en una columna de opinión, en ocasiones es necesario para dar el enfoque del tema a tratar.
El pasado 27 de octubre, día del sexto y último partido de la serie mundial, al terminar la quinta entrada me di un tiempo para ir a la tienda. Al pasar por una casa que alquilan varios ferrocarrileros aún activos, vi que tenían la televisión en la cochera en donde estaban mirando la trasmisión del partido de béisbol.
A unos de estos empleados ferroviarios nada más los conozco de vista; sin embargo, ahí con ellos estaba un compañero ya pensionado que al verme salió a saludarme y darme el pésame por la muerte de mi hermano Javier, el 11 de agosto de este año, y esto porque ya teníamos tiempo sin vernos ni saludarnos.
Y al salir el tema del coronavirus que, se dijo de acuerdo a los médicos que determinaron el fallecimiento de mi hermano que fue por covid-19, de inmediato me dijo mi amigo, hablándole a otro de los que ahí estaban presentes para que se acercara, que a ese muchacho le había dado coronavirus y que se había visto muy mal, pero que hacía 15 días que había comenzado a trabajar.
Y lo curioso del caso, es que mi excompañero ferroviario, me comentó que antes de que este muchacho que me acababa de presentar se enfermara, había andado junto con él y otros cuatro en el mismo carro de parranda en Mazatlán, Sinaloa, y que a los dos días después fue que había resultado con los síntomas del covid-19, por lo que los otros cuatro que habían andado con él en el mismo carro y durante varias horas juntos, fueron de inmediato a que les hicieran el examen; pero que habían dado negativo, y hasta este día no habían sentido ningún síntoma.
Entonces, surgió la pregunta de que a qué se deberá que unos sí y otros no se enfermen, así hayan estado juntos; como la familia de este muchacho que había padecido la enfermedad, pues su esposa e hijos, hasta el momento no habían dado señales de padecer el mal.
Y salió a relucir la muerte de otros compañeros, familiares y conocidos a los que se les dictaminó coronavirus y lamentablemente nos abandonaron adelantándose en el viaje sin retorno.
Porque este año se han ido más compañeros del ferrocarril; claro que algunos de ellos por ya haber estado padeciendo otras enfermedades, pero que según sus familiares, fue el covid-19 el que contribuyó para fallecer.
Sin embargo, otros compañeros que aparentemente se veían sanos, como un maquinista de camino de 57 años de edad, radicado en el Bello Puerto de Mazatlán, que a los ocho días de estar internado, no salió avante, y las autoridades de Mazatlán, sí permitieron que se trasladara su cuerpo a Tepic, pero sellado el ataúd; pero como a mi hermano, que no permitieron ni que lo veláramos, pues al día siguiente de su fallecimiento su cuerpo fue cremado, lo mismo que un jefe de patio que también falleció en la ciudad de Guadalajara, que no permitieron velarlo, igual a su hijo que era enfermero y que murió a los 15 días después de su papá, infectados ambos de coronavirus.
Otro compañero conductor de trenes, con apenas dos años de haber sido pensionado, al momento de su fallecimiento, se dijo que había sido por covid-19; pero su familia demandó que se le hiciera la autopsia debido a que jamás había presentado ningún síntoma referente a esa pandemia, sino que de pronto le había dolido el pecho, desvaneciéndose y cuando llegó la ambulancia ya había fallecido; sin embargo, de inmediato se dijo que era coronavirus, pero la familia lo negó tajantemente y gracias a que les hicieron caso, la autopsia reveló un infarto al miocardio, por lo que sí se permitió velarlo, aunque obviamente con las precauciones necesarias.
Así que al estar comentado esto con mi excompañero, surgió en la plática que posiblemente sea la alimentación lo determinante en que a unas personas afecte más el covid-19 y, desde luego también tener otros padecimientos, porque salió a relucir que de los familiares, compañeros ferroviarios y conocidos, unos no se alimentaban bien, pues habían presentado cuadros anémicos alguna vez, otros tenían diabetes, exceso de peso y otros más, estaban medicándose debido a problemas de la columna, hipertensión, várices, males renales, etcétera.
Así que tal vez por eso veladamente el subdirector de Salud, doctor Hugo López Gatell, ha hecho referencia a los refrescos embotellados y la comida industrializada, cuya química podría ser el factor determinante para que se dispare más el coronavirus.
Sea pues. Vale.
Comentarios
Coyote
2020-11-11 14:35:00
Exelente reportaje