Ramón Antonio Larrañaga Torróntegui
Abandone en el camino muchos que se decían mis amigos, ellos buscaban un camino distinto para alcanzar sus objetivos. Compartí con ellos nubarrones que nos envolvieron en situaciones difíciles en reparar, lo cual en cualquier etapa de la vida es inevitable. Aleje de mi vida a personas faltas de dignidad. Elevar para abandonar el lamento del espíritu es en realidad la vista clavarla en la forma en la que fuimos creados y constituidos como seres humanos pues es evidente que nos enganchamos en principios morales, éticos sin tomar en cuenta los laberintos internos que abren sus puertas y esconden los secretos en el instante menos pensando brotan, desde una simple platica entre enamorados que termina en degradación y deja grabada su huella para ser recordada por toda la vida.
Seguramente valdría la pena investigar a fondo la complejidad de estos asuntos sin límite que revuelven los sentimientos y perduran en los supuestos del ¿Por qué? acciono de esta manera. En lo interno yacemos en un agujero negro con cavernas llenas de maldad que se aferran a actuar haciendo a un lado los sentimientos suprimiéndoles en cierto conflicto otorgándole valides. Me pregunto ¿Qué pasaría si fuéramos íntegros?- Lo aceptaríamos.- Algunos seres humanos son como las lombrices, solo pueden vivir en el lodo.
Cada uno florecemos responsables de nuestras propias decisiones, compadezco aquellos que viven sumidos reverenciando a las personas por obtener ese algo a cambio. Creó que el agua es clara capaz en refrescar a todas las personas y la contaminada es oscura para aquellos que no saben disfrutar la vida dedicándose a tomar tragos amargos de envidia. Cada cual va forjando sus motivos y resolviéndolos pero nadie está exento en preocupaciones. La diferencia la hace el resolverlos responsablemente. La dignidad se siente en la frente de aquellos que piensan impidiendo con claridad de comportamientos lo que ahoga a otro. Ser digno no es fácil, muchos se asfixian en las oscuras tabernas de sus deseos. Los faltos en dignidad pasan desapercibidos, son enterrados antes de morir en las cañerías de bocas ajenas. Pocos caminan a su lado, nadie desea ser su amistad por las acciones malas que cometen.
Comprender el sentir es regresar el reloj del tiempo y retomar todos esos seres ingratos que en cierta etapa se cruzaron por nuestra vida, personajes que llegaron con sesgo de esperanza, amor y al final del día castraron lo bueno que de ellos creíamos. Las manzanas podridas que circulan cerca abrazando a la persona, estableciendo un lazo en amistad y se convierten en parte de los momentos en los que creíamos encontrar consuelo en sus pláticas.
Lo mejor es alejarse de esos seres dedicados apagar velas de esperanza. Ese tipo de persona al instante en que la necesitas quita los escalones para que no puedas ascender y te llevan al oscuro momento hablando mal de ti. No es sencillo cribar los buenos de los malos, es duro para el entendimiento cuando tienes sentimientos para ellos y eso hace que generes agonía emocional. El amigo (a) da la mano, el otro disfruta mordiéndola al momento que la extiendes en señal de ayudarlo. El amigo (a), da aliento fresco con sus palabras, el otro es un imitador que trata sin sentido en manipular lo que conoce de la persona.
De joven: No sabía amar, lo aprendí en la práctica, en creer en otra persona sin cuestionarla. Jamás luche por transformarlas, solo era el contacto entre ideas. Aproveche la miel dulce, lo amargo de las uvas. Tome jugos que nutrieron el alma, otros que oxidaron las relaciones. Conocer a quien es amigo, no se acaba en un solo trago. No intente sacar a las muchachas de sus círculos en donde eran populares, solo resguarde lo que me pertenecía en cada acto con ellas. Todo me fue útil, aunque carecí de todo ante esa falta de afecto y al cabo del tiempo llegue a comprender que la juventud es maravillosa. Lamentablemente llega la adultez y las ideas románticas, idealistas se desmoronan, dejan en ser puras ante los intereses de quien se siente tu dueño. La manzana podrida inicia a hacer su efecto, el bien se valora como el mal y el mal como oportunidad. No importa que a los amigos no les agrade, lo importante es verte en una cúspide de vanidad, ego justificándolo que los has logrado gracias a tu intelecto, a tu entendimiento ¿Una persona deshonesta? Que se traiciona a sí misma. Allí es en donde está el gusano de la manzana, el renegado de la dignidad que le da mayor valor al precio que ponen sobre su cabeza que la dignidad del mismo.
La forma en valorar la vida cambia por completo, los sueños juveniles se desmoronan, se va perdiendo la lozanía, la arena para caminar es mucho más lodosa, el polvo va enfermando a quien lo respira.
Comentarios