Por Sergio Mejía Cano
Al leer las "cuitas y desvaríos" que ha sufrido en el IMSS el destacado periodista, locutor, comunicador y sobre todo entrevistador, el maestro don Oscar González Bonilla, y que publicó en su portal de internet nayaritaltivo.com.mx, recordé que hay infinidad de anécdotas que le han sucedido a mucha gente en esa institución de Salud, tanto a favor como en contra.
Y también a lo largo de la existencia del IMSS se han corrido rumores que nada más han sido eso: argüendes más parecidos a leyendas urbanas sin ser ciertos muchos de esos rumores que han corrido de boca en boca a tal grado que muchas personas llegan a creerlas como verídicas, como cuando se corrió la voz allá a finales de los años 80 del siglo pasado de que en el IMSS les estaban "dando su agüita" a los viejitos porque ya eran una carga insostenible para el presupuesto del Sector Salud, porque de seguir así llegaría el día en que todo el dinero del IMSS y del ISSSTE se iría en pagar nada más las pensiones por estar creciendo la cantidad de pensionados a tal grado que llegaría el día en que estos rebasaran a los derechohabientes activos.
Pero no nada más se hablaba de los pensionados que hubieran laborado en otras empresas y que al cumplir la mayoría de edad para adquirir la pensión, sino también de los mismos trabajadores del Sector Salud.
Resulta que coincidentemente en esos años y ya en los albores de la década de los 90, en el ferrocarril hubo tres o cuatro temporadas navideñas en que la empresa ferroviaria repartió pavos navideños para que los trabajadores ferroviarios tuvieran una cena más o menos digna en la noche buena. Desde mediados de diciembre comenzaban a llegar tráileres refrigerados a las estaciones del ferrocarril a lo largo de sus líneas troncales para repartir esos pavos a los trabajadores que con gusto los aceptaban.
Pero, y el pero que nunca falta, es que unos ferrocarrileros bromistas corrieron la voz de que dichos pavos estaban envenenados, pero nada más los que estaban entregando a los jubilados; y como estaba en auge el rumor de que en el IMSS querían deshacerse de gran parte de los pensionados, hubo varios de estos que se la creyeron a pie juntillas, por lo menos dos de ellos que me tocó ver cómo después de recibir sus respectivos pavos navideños fueron y los aventaron en la puerta de la Superintendencia en Mazatlán, Sinaloa, diciendo que no los querían.
Los mencionados pavos venían bien empaquetados por lo que no sufrieron daño alguno cuando cayeron al suelo. Así que varios de los ahí presentes se apresuraron a recogerlos y dárselos a los pensionados que los habían rechazado diciéndoles que no era cierto que estaban envenenados, que lo aceptara el pavo, pero los jubilados ferroviarios no los quisieron para nada, así que quienes los habían recogido se quedaron con ellos; aunque después se supo que los habían llevado a la casa de los jubilados entregando dichos pavos a sus familiares.
Y así como estos jubilados tiraron a las puertas de la estación los pavos que habían recibido del tráiler, hubo varios más que ni siquiera se acercaron a recogerlos.
Obvio que en este caso el IMSS no tenía nada que ver, pero todo era un efecto de lo que se decía en ese tiempo de que abusados con ir a consulta, porque adiós Nicanor, te llamabas y tan, tan.
Sin embargo, cada cierto tiempo se dice que las finanzas del IMSS están de lo peor y de que hay un enorme quebranto en su economía y de que ya no alcanza el dinero porque la mayoría de su presupuesto se va en pagar pensiones y, como cosa recurrente, que llegará el día en que ya no haya dinero para pagar las pensiones mucho menos para adquirir medicamentos y demás implementos para la atención de los derechohabientes, etcétera.
Y si a todos los rumores respecto al IMSS se le agregan las negligencias médicas ya tan comunes en donde a unos pacientes les diagnostican enfermedades que no tienen, que amputan un miembro sano en vez del enfermo, que les dan a los enfermos medicamentos no adecuados para sus padecimientos y un largo etcétera de anomalías, pues vaya que los rumores se llegan a creer como ciertos.
Aunque desde luego es bueno decirlo: no todo es malo en el IMSS, porque si hay quien reniegue porque le ha ido mal con su servicio, es bueno recordar aquello de que más vale tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo, porque de que sirve el IMSS, sirve. Que a alguien le toque la de malas pues ni modo.
Claro que atiende con sus carencias, así como largos tiempos para las citas.
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