Ramón Larrañaga Torróntegui
Durante años he dedicado parte de la vida a escribir temas, historias, siempre siendo honesto, leal a la forma de ver la vida. Las ideas jamás me han abandonado lo sigo haciendo, leyendo libros, practicando la fe. Han pasado años desde que inicie a leer y entender el significado de la palabra escrita. En ocasiones no hay nada que decir y dejo descansar la computadora, en otros arriban los recuerdos con nostalgia el amor de mi padre, madre, sus consejos. Mis amigos animan las pláticas matutinas nutriendo las ideas. Muchas personas se han encargado en llenar mi vida de felicidad con sus buenas palabras.- Soy feliz, todo es bueno tanto en lo malo como en lo agradable solo agradezco con el corazón a dios que perdona mis equivocaciones, me apoya, lo que reconozco, al recordar que la misión en la vida es ayudar, servir, expresar los deseos, regresar por recuerdos, pensar en un futuro, vivir el presente y, ese es mi secreto.
La vida nos va enseñando para el momento en que seamos padre/Madre. Las necesidades se involucran en ese afán en el que uno vaya posponiendo el tiempo de los sueños por ser importante.- Antes que la lectura la comida.-, vas atando las prioridades, dirigiendo los sueños a paso lento para llegar al punto que deseas. Fui a la escuela a estudiar, comencé a crecer, padecí pocos enfermedades, la edad de la pubertad la considero hermosa, aprendí a quererme, impedí me ataran a convencionalismos. Mi raíz nostálgica la deje en un rio que aun mueve sus aguas. Desparecí del mismo tomándome en serio un cambio. Me acuso en ser culpable de mi propio destino. El sueño juvenil, era amar con pasión, con ella llegaron las emociones, el decir "Te quiero"
Un día estando en mi pueblo el caballo de mi padre llego sangrando de la pata delantera, se había golpeado en esos traqueteos del trabajo al que estaba destinado. Tan pronto como pude me dedique a curarle su herida.- El animal me miraba agradecido, con sus ojos casi me daba un beso, por mi parte sonreía y cantaba mientras lo hacía. Era libre, el caballo me hizo su amigo y, marco mi vida para que me decidiera estudiar Veterinaria.
Adoraba la primavera, las lluvias que traían vida renovada, flores hermosas con sus mariposas. Era el hijo comprometido con el campo, la naturaleza, estaba convencido que ese destino era el futuro. La vida se mostraba tranquila sin sobresaltos, cuando alguien venía a mi casa de vacaciones tendía a esconderme y en medio de la algarearía salía del escondite el niño alegre, feliz por el que habían preguntado. Los jóvenes daban buen ejemplo, se comportaban como unos caballeros con las chicas. Pensé que la vida duraría para siempre en este ritmo sin embargo crecí y la vida cambio, así el camino de la formación para una sociedad diferente lo comencé a transitar, entre libros, necesidades, amores fallidos, estilos, costumbres y muchas otras cosas, fue un cambio drástico del pueblo a la ciudad.
Un niño que con los años se vio convertido en joven entre multitudes diferentes a sus costumbres, pero había que cumplir, tomar un poco de ese conocimiento, ese era el objetivo. Quedaba atrás el suave murmullo del campo, el silencio que rompía con mis cantos, la insatisfacción de una historia inmediata con idea de grandeza. Es simple, se marcha a estudiar para verse convertido en hombre, es el boleto que se nos vende y en el que se invierte en este largo metraje de ir a los recuerdos gratos y la moneda entregada a cambio.
Llega la adultez y, con ella el tiempo en repasar lo que el tiempo y enseñanza nos ha dejado después de todo. La vida en sus pasos de información recibida, de hechos vividos. Hoy, escribo lo aprendido, lo que agarraron mis horas en desvelo, acuso lo falso, defiendo mi verdad, soy espía de lo observado en carne propia, capturo con las letras las trampas vividas, los libros que me llevaron en ese sendero, la experiencia adquirida en la niñez con el ganado, los estudios en la universidad sobre ellos. Detrás de todo eso, soy el mismo joven con espíritu aventurero en cuerpo de viejo repitiéndole a mi hijo lo que mi padre me señalaba.- Sé una gran persona, cuando tengas hijos cuídalos, ayuda a la gente en lo que este en tus manos, reconoce y encuéntrate con la vida de los demás sin juzgarlos, anímalos para que brillen, no atraigas sombras, trabaja en tu persona, ese es el camino arduo para devolverle a dios el regalo sin engaños.- Sonríe, no justifiques o culpabilices, no se requiere ser líder o ganar mucho dinero para ser completo, conviértete en una persona con corazón a la que gente salude gustosa, ese es tu destino. Estoy contento con seas mi hijo.
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