Sergio Mejía Cano
Pudo haber dado mala imagen el gobierno del estado de Nayarit en caso de que se haya recurrido a la fuerza para desalojar a los campesinos que tenían tomada la caseta de peaje de "El Trapichillo", debido a la promesa y posible instrucción a todo tipo de autoridad, llámese gobernadores y jefes policíacos y demás dada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de que en su gobierno jamás se volverían a usar las fuerzas del orden para reprimir al pueblo.
Sin embargo, aun así se llevó a cabo un desplazamiento de elementos policíacos para en caso de que los campesinos se siguieran mostrando renuentes a retirarse de ese plantón que se documentó, impedían el paso de vehículos por dicha caseta de cobro, hecho que llamó la atención por lo dicho por AMLO; sin embargo, lo bueno es que no se llegó a mayores y al parecer ya todo vuelve a la normalidad.
¿Y por qué esta toma de la caseta por parte de los campesinos? Se ha informado que supuestamente porque requieren recursos económicos para solventar sus problemas con financieras con las que tienen adeudos monetarios, y según se documenta que el gobierno estatal ya ha ayudado a estos campesinos, por lo que en sí, se podría tomar como la palabra de unos contra la de otros, pero lo que sí es un hecho es que los campesinos no nada más de Nayarit, sino de todo el país se las han visto negras desde hace ya más de 30 años en que se descuidó al campo a tal grado que esa palabra que ha surgido ya desde hace tiempo de que ?el campo no aguanta más?, cada día se hace más palpable, porque el campo mexicano está para llorar.
Lo dicho por AMLO podría tener mucho de fundamento porque desde siempre ha quedado la impresión entre gran parte de la población que las fuerzas del orden han reprimido a ciudadanos única y exclusivamente para proteger intereses de particulares, de la Iniciativa Privada (IP), como en este caso en que posiblemente por el hecho de interrumpir el paso y por ende el pago del peaje, no es en sí el estado de Nayarit el que pierde dinero, sino quienes tienen las autopistas en concesión y nadie más; de ahí que esto sea el fondo por lo que AMLO clamó para que ya nunca más dichas fuerzas repriman a la población cuando reclama algo que, tengan razón o no en sus reclamos, para eso está principalmente el diálogo y así resolver tranquila y pacíficamente los problemas que se expongan en una mesa de razonamiento. Pero lo esencial sería no dejar crecer ninguna clase de conflicto o confrontación atendiendo de inmediato cualquier tipo de queja y no hacer caso omiso a cualquiera tipo de reclamación dejándolo para después.
Hace ya algunos años me tocó oír a un señor decir que la construcción de la presa hidroeléctrica de Aguamilpa había afectado seriamente a la otrora orgullosa Costa de Oro, de la que conformaba gran parte el municipio de Santiago Ixcuintla y zonas aledañas, y que si de por sí el campesinado siempre ha sido uno de los sectores más vulnerables, cuando entró en vigor el Tratado de Libre Comercio impulsado por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, el campo fue de los más golpeados por haber obligado prácticamente a los campesinos de la mayor parte del país a sembrar maíz en vez de otros productos; pero que al parecer todo formó parte de una estrategia concebida de antemano para despojar a los campesinos de sus ejidos dejando de lado la Reforma Agraria, fiándoles a los campesinos para después dejarlos colgados de la brocha al no comprarles sus cosechas a un precio digno y así no tuvieran con qué pagar sus adeudos por semilla e insumos para la siembra recibidos; y por si fuera poco, se abrió la posibilidad para que infinidad de campesinos se deshicieran de sus parcelas pudiéndolas vender o alquilar en todo caso y así volver a la vida a los grandes latifundios, por lo que muchos ejidatarios pasaron de ser dueños de sus parcelas a simples peones de grandes latifundistas y, en el peor de los casos, verse en la obligación de buscar mejores horizontes ya fuera en las ciudades del país o voltear la mira a la frontera norte e ir tras el famoso sueño americano.
Así que en este desaguisado que se originó con la toma de la caseta de cobro de peaje de El Trapichillo, tal vez pudo haberse impedido si de entrada e inmediatamente se llama a los quejosos a una plática y hacerles ver si tienen razón o no, pero todo dentro de un marco de civilidad y buen gobierno y desde luego sin amagar el uso de la fuerza para desalojarlos, porque pocos lo aprobarían.
Sea pues. Vale.
Comentarios