Ramón Larrañaga Torróntegui
La vida nos pone en la tesitura en llenar vacíos, alimentar deseos, satisfacciones, entretener sentimientos, abandonarlos, buscar nuevos, arrancar rencores, fomentar odios, prometer sin cumplir, quejarnos sin descanso, no volver a hacerlo y repetirlo constantemente. Para ello usamos la imaginación, nos empeñamos en recordar lo mal que nos trataron y lo soportable que lo hicimos durante años. Los años mozos los pasamos engañando con promesas de amor, buscando inocentes. Mediante palabras rebuscadas logramos saborear las miles de sus labios y a otras el placer primero de su fuente productora. Amara y ser feliz es un camino largo, árido en esos cantos que arrullan y rebosan de mentiras mismos que sirven para enardecer la sangre, inflamar el ego y estar dispuesto a dejarse conducir.
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La vemos pasar, unas hermosa, sensatas, otras locas, las llenas de furor, las sin preocupaciones que les da lo mismo una pasión que un revolcón. La ilusión de formar una vida en un futuro nos alcanza en ese tramo y el estado de satisfacción se mira ensombrecido por lo que se marcan nuevos caminos para ir en busca de lo imposible proyectado a lo que llamaremos felicidad. Construir una felicidad con ladrillos en el aire, ser los arquitectos de nuestro propio destino.- Vendrán satisfacciones, desgracias asimilar, disciplinas desgastantes, pensamientos que nos permita esperar encontrar la felicidad fuera donde tradicionalmente lo buscamos
La felicidad es una ilusión positiva al buscar llegar a ese estado que ese algo más más que una simple ilusión y verla convertida en gozo. La idea se madura en la imaginación, se presenta como un hecho realizable en el que necesariamente se requiere voluntad para desechar suposiciones negativas en que no se puede lograr algo mejor. La ilusión en alcanzar la felicidad sirve en forma positiva al pensamiento generador de ideas que vayan supliendo las necesidades hasta sentir alcanzar la satisfacción que proporcione la suficiente alegría para ser ese estado pleno. El ser humano es codicioso por naturaleza pero limitado a la vez lo que hace triste su vida al querer todo y sintiéndose incapaz por alcanzar poco por lo que vive en lo diario su decepción. Unos renuncian fácilmente, otros arrebatan sin sentir remordimientos y los otros se quedan perpetuamente anhelando la ilusión en alcanzar lo que significa que la vida no se presenta en igual forma para nadie, entre los constantes, los ilusionados y los condenados a vivir en la ilusión.
Unos se contentan con la vida en la esperanza en que algún día se les presentara la felicidad y los llenara de satisfacciones, los otros rechazan la idea y no se contentan con nada por lo que sus deseos van siempre insatisfechos. Una felicidad que puede estar presente pero la persona no es capaz en percibirla jugando un papel contrario hasta que la ve perdida y en su razonamiento debe regresar porque se la merece. La felicidad juega su papel en gozo, emoción, conducción de actividades, hace que la persona se anticipe en la satisfacción de sus deseos dando y mostrando a los que ama que es honesto con ellos, está presente, es suficiente en dar sobradamente compensando, apoyando, reconfortando lo que sus amados seres necesitan.
Las personas deseamos vivir sin sufrimiento pero eso es imposible, no existe una receta para llevarse a cabo, podemos estar contentos pero no falta la situación en la que nos veamos afectados por los motivos que menos se esperen y eso genera preocupación, sufrimiento. No existe la plenitud total por más satisfacciones que se logren, no hay gloria que dure cien años, ni dinero que no se marche o éxito que se convierta en fracaso. La mejor señal es tratar de encontrarnos en el término medio para vivir en equilibrio y eso depende de cada persona y se base precisamente en la actitud que asumimos con los semejantes, medio ambiente, la forma en que vamos convirtiendo nuestros momentos en el ideal que deseamos para vivir. Y, aunque no todo depende uno mismo pero si existe esa parte en donde se hace presente nuestro poder personal. Los seres humanos somos el instrumento de nuestra propia felicidad, mediamos al aprender de las desgracias, distinguimos lo que somos capaces en hacer mediante una disciplina enfocada al logro, a los eventos deseados, a la adquisición de cosas. Aprender de los logros en disciplinar las satisfacciones en el camino que hace feliz al alma, eso permite marcar el camino de la exigencia de nuestros deseos lo cuales deberíamos convertirlos en el ideal a seguir. Cuando el ser es incapaz en seguir lo que desea, ama, lo llena de gozo, es responsable de su propia infelicidad por en contra de lo que atrae, satisface y de ello no sacra nada positivo en su futuro personal
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