Por Sergio Mejía Cano
Pues y según la consulta ciudadana que opinó que se cancelara la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), se informa a través de los medios informativos que las obras continúan a pesar de todo, se podría decir que inexplicablemente; sin embargo, han dicho analistas que todo es debido a ciertos bonos de inversión por lo que se siguen haciendo trabajos en Texcoco para así, que no lleguen las demandas de inmediato por incumplimiento.
Según los analistas esto es para no tener que pagar los miles de millones de dólares que significan dichos bonos, ya que se espera llegar a un acuerdo antes del 31 de este mes de diciembre para poder negociar con los tenedores de dichos bonos de inversión y poder ahorrarse el flamante gobierno federal algunos dólares; que todo forma parte de una estrategia para aminorar el golpe que le deja al nuevo gobierno federal la pasada administración.
Pero sin ánimo de pretender ser agorero ni mucho menos, si se siguen los trabajos en la construcción del NAIM, podría ser que siempre sí quedará ahí tal vez aplicando aquello del violador que le pregunta a quien está violando que si se detiene, y la persona violada le dice a su violador que si ya empezó, pues que de una vez termine y ya. Algo parecido se ha hecho común en los últimos años en que se empieza una obra a pesar de que el uso del suelo no lo permite, pero que ya una vez construida hasta las mismas autoridades alegan que ni modo de derrumbar una construcción y menos si se invirtió mucho dinero en ella y desde luego, si los dueños tienen buenas palancas. Por eso hoy en día es muy común que mucha gente aplique la tan prodigiosa frase de más vale pedir perdón que pedir permiso.
¿Cuántas veces no se han visto protestas de vecinos aledaños a donde se está construyendo una gasolinera y a pesar de las protestas, la gasolinera se hace porque se hace? No importa que se alegue por parte de los vecinos que ahí es una zona urbana habitacional y que el uso del suelo no permite tal o cual construcción y menos una gasolinera por el peligro que representa, pero las protestas no son tomadas en cuenta porque después salen quienes tendrían la obligación de prohibir la construcción con el pretexto de que es inversión y generación de empleos; pero por detrás está la corrupción o la palanca de individuos influyentes que supuestamente protegen a los inversionistas o que a fin de cuentas se descubre que esos influyentes son los verdaderos dueños; ah, pero como son don fulano, ahí muere la cosa.
Así tal vez podría ocurrir con el NAIM; sin embargo, como es una losa muy pesada sobre los hombros del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), posiblemente su equipo sí esté trabajando en que la cancelación de esta construcción le salga más barato a esta neo administración federal. Pero, y he ahí el meollo del asunto: ¿por qué se sigue trabajando en la obra? Porque el sentido común indica que si una obra se ha cancelado ya no tiene caso seguir gastando en el material de construcción porque sería estarle haciendo al tío Lolo tirando ese dinero a un resumidero sin fondo; aunque también está la posibilidad de que los constructores que siguen ahí aleguen que a ellos no se les ha notificado legalmente que la obra e canceló y así queda; pero también hay analistas que dicen que a pesar de que se sigan tirando planchas de concreto y en caso de cancelarse legal y definitivamente esta obra, lo ya construido se podría usar en algo utilizable aprovechando lo ya invertido para crear algún parque o pistas de velocidad, canchas deportivas, etcétera.
Pero lo raro es que según se ha dicho, de lo principal que se trata al cancelar la construcción del NAIM, es salvar la ecología de esa zona, y se supone que la flora y la fauna no es compatible con el concreto hidráulico ni con varilla corrugada ni con nada que huela a humano.
Si pasa todo el mes de diciembre y no se ha resuelto nada y la obra continua, entonces sí que hay algo más de fondo, pues al fin y al cabo pretextos sobran para justificar por qué se siguió con la construcción a pesar de que la consulta ciudadana dijo que se cancelara; tal vez se llegara a decir que pues ya son muchos millones de dólares los que se han invertido en lo ya hecho y se perdería más si se desbaratara la obra teniendo que demoler lo ya construido o, en determinado caso, esperar que llegue una fuerte tormenta que inunde toda esa zona y que también se tome como un buen pretexto para decir: ya ven, se los dije.
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